👨🎨📸Artwork By @solesamor
Samuel, por mucho que lo intentara no podía evitar sollozar en silencio todas las noches dentro de su habitación.
Se sentía al borde de su resistencia.
Cada vez le estaba costando más trabajo dormir y descansar.
Estaba perdido y confundido entre tantas preguntas y respuestas que él mismo se formulaba.
Tomar la firme determinación de ser veraz consigo mismo y no desviarse de su propia senda del libre albedrío en una época llena de distracciones e incongruencias, le estaba comenzando a pasar factura.
Ya no podía ignorar por más tiempo la pesada canción de cuna que escuchaba dentro de su cabeza por cortesía de su petulante ego.
Resultaba ser una tarea harta complicada e imposible sin perder la confianza y la fe en si mismo.
Sobre todo desde que su rebelde e indómita alma de centauro le impuso caminar cada día por la vida con la cabeza alta, el cuerpo erguido, los pies descalzos y el corazón henchido.
Samuel, que deseaba que lo escucharan y no lo juzgaran por loco en tres dimensiones, haciendo acopio de coraje y valor, finalmente, durante una noche de tormenta eléctrica, se concedió a si mismo la absolución .
Y al hacerlo, jamás volvió a perder el control sobre sus sueños.
Entendió que caminar sin distracciones ni desvíos exige disciplina, una ascesis, una abnegación.
Porque el ego no es más que un huérfano sin hogar propio olvidado en la cuneta de la autopista de los abrazos a destiempo.
SOL ES AMOR 