Desde hace ya algún tiempo, nada es igual dentro de mi. Sigo siendo yo, pero no quien solía ser. Me visto, pienso, siento y comporto de manera distinta. Y sin embargo, yo sigo siendo la misma de siempre aunque no la que fui ayer.
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Tal vez conversar con el silencio, para entrar en contacto con mi yo más profundo ha influido.
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El caso es que de un tiempo a esta parte me siento llamada a florecer en consonancia con la primavera sin perder el calor alegre del verano, para que así mi esencia vestida de seda sea libre y no se inmute ante los cambios.
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Resulta extraño, pero ya no tengo certezas absolutas de mis verdades relativas, quizás sea porque , aquí y ahora, me siento por dentro como una mariposa recién salida de su crisálida.
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Yo creo que cuando hace ya algún tiempo, elegí decirme que yo sola ya no podía con todo y no pasaba nada, algo dentro de mi dejó de existir, para que emprendiera un viaje de reinvención del yo mejor me callo, al yo me atrevo a expresar mi pensar y sentir originales.
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Me solté el cabello y el alma, para comenzar a respirarme hondo, despertar mi voz y sentir el aire en mi garganta. Volví a brindar por las cosas sencillas de la vida, saboreando la magia del instante con un gin-tonic sempiterno para personas atrevidas y desapegadas de los resultados en la mano izquierda.
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Tal vez abrirme y abrazar por la espalda a mi fuerza vulnerable, escondía algo sagrado: concederme el permiso de decirme cada día, yo me lo permito y es fácil.
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Yo solo sé que ahora en mis ojos siempre hay luz y calor alegres . Y eso me emociona , porque ayer salí de mi ciudad caminando y hoy he regresado a ella volando liviano y ligero, conservando mi esencia de mariposa.
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SOL ES AMOR 